Asociatividad público-privada y competitividad

lunes, 19 de noviembre de 2007


Marynella Salvador Villamar
Directora Agencia Regional de Desarrollo Productivo

La Región de Atacama se enfrenta a una nueva modalidad de mirar su desarrollo, donde es preciso determinar tareas, compromisos y desafíos presentes y futuros de manera asociativa y compartida, cimentando la generación de confianzas y de capital social. Es preciso como Región, consensuar en la búsqueda de soluciones a las problemáticas existentes, construir un sistema de información que sea capaz de retroalimentarse y actualizarse, coordinarse, de manera que el uso de recursos, tanto públicos como privados, sea cada vez más eficiente.

El establecimiento de alianzas o acuerdos de cooperación y el funcionamiento de una institucionalidad territorial concertada entre los actores públicos y privados, se constituye en el motor del fomento productivo local y de la competitividad. La oportunidad de trabajar en conjunto, el sector público y el sector privado, uno de los pilares de la Agencia Regional de Desarrollo Productivo (ARDP), permitirá generar ventajas competitivas dinámicas, que en el mundo moderno no provienen de continuas disminuciones de costos en los procesos productivos ni menos aún de las bondades provocadas por exceso de recursos naturales, sino de la capacidad de las empresas de adquirir conocimiento y transformarlo en innovación y valor agregado.

La competitividad es un concepto que generalmente se ha asociado al mundo privado empresarial, no obstante, no hay que olvidar que el sector público constituye una plataforma fundamental que brinda el marco en el cual se desenvuelve la estructura política-económica y social. Si bien es cierto que la productividad y eficiencia de procesos, productos y servicios son inherentes y propios de las empresas, sean éstas grandes o muy pequeñas, también es cierto que en el entorno público, la apropiada dotación de servicios e instrumentos que faciliten el desarrollo empresarial, promuevan el emprendimiento y la atracción de inversiones, al final del día se traduce en generación de empleo, de riqueza y de mayor bienestar social.

De acuerdo a lo manifestado por la CEPAL (2006), es preciso “reconocer la importancia de poseer una política territorial activa para el fortalecimiento de la base empresarial local en relación con la innovación tecnológica, la calificación de los recursos humanos, la vinculación del sistema educativo y de capacitación según los requerimientos del tejido local de empresas..”

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